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Sabías ¿Qué desde el año 1948, la Asamblea Mundial de la Salud proclamó el 7 de abril como Día Mundial de la Salud?. Pues bien, esta fecha fue escogida en conmemoración a la fundación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y con la necesidad de crear conciencia sobre las enfermedades mortales mundiales y crear hábitos sanos en las personas. En estos tiempos que corren, con la crisis mundial del Coronavirus afectando a la gran mayoría del mundo, celebrar el Día Mundial de la Salud, se convierte en una misión de lo más importante y valiosa. Es un día para reconocer todo lo que los profesionales de la salud hacen por nosotros, desde el personal de vigilancia, enfermeros, pasando por médicos especialistas, docentes de medicina, capellanes y equipo del voluntariado.
La Asociación Humanizados en Colombia nos invita y nos sensibiliza, justo en estos tiempos para reflexionar sobre nuestro estado de salud, valorando si hacemos todo lo necesario por estar sanos o, si, por el contrario, necesitamos meditar sobre nuestros hábitos para cambiarlos. Debemos recordar en el Día Mundial de la Salud que Jesús de Nazaret, el Médico de médicos, sanó a los enfermos de su pueblo. Hace veintiún siglos la lepra era considerada como el coronavirus. Tocar un leproso era exponerse a contraer la lepra y contaminarse. El carpintero de Nazaret se atrevió a tocar a los leprosos, pero no se contaminó, sino que los curó (Confrontar Lucas 5,12-16). Tocó a los ciegos, a los sordos mudos, a los paralíticos, etc., y también comió con los pecadores. La persona enferma era considerada un ser impuro y excluido de la vida social, como era el caso de la lepra, enfermedad contagiosa de la piel. La persona enferma no podía participar de la vida cúltica-ritual. Toda enfermedad impedía una vida laboral normal, era fuente de indigencia y marginación social. El hecho de que Jesús tocara a los enfermos fue criticado y reprobado en aquel tiempo por los sacerdotes, maestros de la ley, los escribas y los fariseos porque le reprochaban que incurría en la impureza ritual y luego no podía participar de la vida cúltica-religiosa. Jesús sanó a los enfermos porque se compadeció y tuvo misericordia de ellos, fue capaz de establecer una relación interpersonal con ellos, los escuchó y dialogó con ellos. Al sanar a los enfermos, Jesús también les cambió la vida aumentando el amor mediante la humanización.
Esta pandemia nos ha impulsado a tener relaciones más profundas y una mayor compasión por los demás; nos ha despertado un sentimiento de unidad y nos ha hecho más fuertes a la hora de afrontar futuros desafíos; ha provocado un reordenamiento de prioridades y un mayor aprecio por la salud-vida propia y de los demás… ha suscitado una profundización en la espiritualidad y el sentido de valorar y cuidar la salud.
Mi invitación como Teólogo, es que debemos SEGUIR ORANDO insistentemente sin fanatismos, ni fundamentalismos ingenuos; y clamar a Dios pidiendo la salud para todos los enfermos, porque la fe auténtica mueve montañas (Confrontar Mateo 17,20). La fe también nos hace activamente solidarios como buenos samaritanos y nos impulsa a realizar acciones concretas para hacer el bien a las personas que sufren las enfermedades y las tragedias (Confrontar Lc 10,25-37). Recordemos en el día mundial de la salud: Jesús nos ha mostrado Su verdadero rostro de Dios Padre que nos ama, cura, perdona y nos salva. Deseándoles unas bendecidas felices y gozosas Pascuas de Resurrección, acompañado de la bendición del Señor de la Misericordia en la celebración de Su fiesta. Abrazo en Cristo, Teólogo Carlos Tirado Moreno, Servidor y Fundador Asociación Humanizados en Colombia.